Extraño Tucumán...no la ciudad, el calor, los mediocres, la mala onda...eso si que no lo extraño nunca. Extraño a mis amigos...caminar temprano en la mañana por Yerba Buena...los árboles...los pájaros.
Extraño saber que siempre hay un mate esperando en algún lado....que a la vuelta de la esquina me encuentro con una sonrisa amiga, un abrazo.
Extraño el olor del verano. La tormenta que llega. El asado que invade desde los vecinos. El color del pasto. Diario y cafe con leche el domingo a la mañana cuando la avenida apenas comienza a despertarse.
Quisiera cerrar los ojos y al abrirlos estar en la hamaca en el jardín....mirando como los frutos de la pasionaria crecen y el gato del vecino pasea por la tapia. Que la risa de Lara me despierte de la siesta. Esconder el pupo de Ludmila en el bolsillo. Aprender la risa recién estrenada de Paula. Ver como crece el brillo de los ojos de Camila. El tranquilo transitar de Joaquin por la adolescencia. El flequillo desparramado de Tuti cuando juega al futbol en el garage.
Pero abro los ojos y aqui el sol no se pone en las montañas. Millones de extraños alrededor. Es otoño y no fin del verano que se demora en irse. Cemento. Autos que pasan apurados. No hay verde sin bocinas. No hay sobrinos para mimar. No hay mates. No hay puertas abiertas. La espontaneidad pueblerina se fue por el Mapocho a otro lado. No hay una calle Arroyo donde suenan tambores. El aire sabe diferente...a mucha ciudad, a mucho ruido.
Hoy (mas hoy pero tambien siempre) los extraño....a todos y cada uno....
